martes, 3 de junio de 2014

EL SOL Y LA LUNA - CUENTO

EL SOL Y LA LUNA - CUENTO Próximas las vacaciones disponemos de más tiempo para mirar al cielo y ver cosas nuevas que pueden suceder. Este cuento va para los NIÑOS y para quienes sepan ser como niños: Hace muchos, muchos millones de años, cuando el planeta Tierra no existía, y todo se hallaba desordenado, hubo un momento en que El Creador decidió poner en lo más alto del cielo, dos astros bellísimos a los que llamó Sol y Luna. El Sol, era muy importante porque sin él, no existiría la vida en la Tierra y la Luna, sería imprescindible para alumbrar en las oscuras noches cuando el Sol se va al finalizar el día. Y cuándo El Creador terminó su Gran Obra les dio como regalo un toque final: el brillo. El Sol y la Luna, se encontraron pronto por primera vez y estuvieron tan a gusto que decidieron ser muy amigos y pensaron que, después de hacer su trabajo, podrían jugar al escondite, compartir sus cosas y quererse tanto como lo hacemos nosotros, las personas. Pero en la Creación, se dispuso que el Sol iluminara a la Tierra por el día, y la Luna, lo hiciera por la noche. Más, siendo así, había un problema: estarían obligados a no verse y vivir separados al no coincidir su horario de trabajo. Al saber esto, Sol y Luna se pusieron tristes. Había nacido en ellos, una sincera amistad y se dieron cuenta de que nunca se encontrarían, ni podrían estar juntos para ser felices, ¡muy felices! La Luna, quedó angustiada, y a pesar del brillo con que aparecía por las noches, fue volviéndose triste y solitaria. Cada poco tiempo, adelgazaba y adelgazaba y sólo de vez en cuándo se le despertaba el apetito y entonces, comía lo suficiente para ponerse redonda, pero ese apetito solo le duraba siete días, pasando veintiún días más, casi sin probar bocado. El Sol, se había ganado el título de “Astro Rey”, pero eso tampoco le hacía feliz, al no poder disfrutar de su amiga Luna. Sólo cuando ella terminaba el recorrido nocturno y el Sol se levantaba por las mañanas, se veían muy a lo lejos y eso, ¡no les gustaba nada! Más el Creador, les llamó al saber lo que ocurría y les dijo: “No debéis estar tristes, ambos sois muy bellos y además tú Sol, haces brillar a tu amiga Luna. Vuestro trabajo, además de ser muy importante, es a la vez, muy necesario. Puedo deciros, sin equivocarme, que sois los dos astros más admirados de La Tierra. Pero, en fin, voy a seguir pensando y voy a hacer lo posible para que podáis desechar esa tristeza que tanto os aflige”. Y así les dijo: “Tú, Luna, iluminarás las noches frías de invierno y las cálidas noches de verano. Todos, grandes y pequeños te admirarán y además serás la protagonista de hermosas poesías que te dediquen los enamorados”. “Y en cuanto a ti, Sol, además de ser el Astro Rey, serás el más importante de todos. Tu trabajo consistirá en iluminar el día, dando luz, calor y vida a los hombres, animales y plantas. Tu simple presencia, hará felices a todos los que habiten en La Tierra.” A la Luna, no le gustó lo que dijo el Creador. Se entristeció con su destino y lloró mucho. Mas el Sol al verla sufrir pensó que no podía dejar a la Luna llorando, y su preocupación fue tan grande, que decidió hacer de nuevo otra petición especial: “Señor, le dijo, ayuda a la Luna porque es más débil y no puede soportar tanta soledad”. Entonces Dios creó las estrellas para que por la noche, le hicieran compañía y así no se sintiera tan sola. Ellas, le contaban historias que habían sucedido; le daban compañía y le hacían muchos guiños, para ver si podían hacerla sonreír, pero ¡nada!, no lograban sus propósitos. La Luna se escondía y sólo cuando estaba muy triste se iba en busca de las estrellas, que hacían lo imposible por consolarla. A pesar del mucho tiempo que ha pasado, Sol y Luna todavía viven separados. El Sol finge que es feliz, pero la Luna, no puede disimular su tristeza. Cuentan, que la orden que dio el Creador fue que la Luna debería estar siempre llena y luminosa, pero esto, no lo consiguió. La Luna solo aparece llena, cuando es feliz y cuando no, es menguante y cuando es menguante, ni siquiera nos es posible apreciar su brillo. Todavía y a pesar de que ha pasado mucho tiempo, siguen solos su camino. Él, solitario pero fuerte. Ella, acompañada de estrellas, pero débil. Los hombres, decidieron hacer un viaje muy largo para llegar hasta La Luna y poder pisarla. Querían saber si podían conquistarla llenando el suelo de niños para que jugaran, rieran y dieran a la Luna, la felicidad que sólo los niños saben dar, pero la Luna, no les brindó amistad ni cobijo. Se mostró fría e inhóspita y ni siquiera les dedicó ni una mueca, ni una sonrisa. No obsequió a “sus conquistadores”, ni con un poquito de aire para respirar, ni con un vaso de agua para beber, después de hacer un viaje tan largo. Así, quienes llegaron hasta ella, regresaron de nuevo solos y con la sensación de haber perdido su tiempo y su dinero al realizar ese viaje tan largo. Nadie consiguió acercarla hasta la Tierra ni nadie consiguió conquistarla, por más que lo intentaron. Al ver la tristeza que ambos tenían, El Creador decidió que el Sol y la Luna, fueran felices aunque su felicidad solo durara, breves momentos. Pensó que la felicidad, no importa que sea duradera, sino que de vez en cuando exista. Decidió que los dos astros podrían verse y acercarse aunque solo fuera de vez en cuando. Y cuando esto ocurre, todos lo conocemos por el nombre de eclipse. Desde entonces, Sol y Luna, viven esperando ese mágico momento. Esos raros instantes que tanto cuesta que sucedan y que no es otra cosa que el encuentro del Sol y la Luna mirándose frente a frente, sonriendo y haciéndose caricias. Entonces, el Sol, lanza su luz brillante sobre la Luna y la Luna envía su sombra hasta la Tierra, para avisarnos de que ellos se ven, se acercan, son felices y quieren disfrutar de una merecida intimidad. Cuando miréis al cielo y veáis que el Sol y la Luna se acercan y se abrazan, pensad que ha llegado su momento más feliz y quieren disfrutarlo después de mucho tiempo. Es importante saber que el brillo de estos astros es tan grande, aunque sea tan breve, que se aconseja mirarles con un cristal muy oscuro porque nuestros ojos, en ese momento, pueden cegarse con tanta luz y felicidad que desprenden. Los niños, saben desde siempre que en la Tierra, existe el Sol y la Luna, pero ahora también saben que existe el eclipse, aunque esta parte de la historia, quizá no la conocían tal y como hoy os la he contado... ¿a que no? Pero lo más bonito de este cuento, es saber que hay que luchar siempre, hasta conseguir, un poquito de felicidad. ...Y colorín colorado Herminia Esteso

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